Personajes Alfonso Diez |
* Qué
nos espera
*
Nadie puede engañar todas las veces a todos
Todos los medios de información dedican alguna parte de lo que
publican en los últimos días a analizar el primer tercio de gobierno del
presidente Calderón, que se cumplió el 30 de noviembre de 2008.
Basta escuchar el nombre del medio o del articulista ocupado en
hacer el análisis mencionado para adivinar la línea que tomará el mismo.
Pero, a favor o en contra del actual gobierno, la mayoría coincide
en que quedaron pendientes tareas importantes, lo cual es cierto. Sin embargo,
hay quienes llegan al extremo de culpar a Felipe Calderón de todos los males
que nos aquejan, incluida la crisis económica internacional que, evidentemente,
deberá afectar a México y que en realidad fue originada por el mal manejo del
presidente George Bush, de manera primordial. Lo culpan también de la muerte de
Mouriño, de los secuestros, de que Alejandro Encinas haya perdido la elección
en el PRD, de que suban los precios. En fin, es “el responsable” de todo lo malo.
Esa falta de honestidad en la información y el análisis la tendrán
que pagar los que la practican con una disminución en la credibilidad que
tienen, con la consecuente reducción de sus lectores. Propician la rumorología,
a la que tan dado es nuestro pueblo, pero se olvidan de lo que decía Abraham
Lincoln: “Se puede engañar muchas veces
a una persona, se puede engañar una vez a muchas personas, pero nadie puede
engañar todas las veces a todos”.
Hay que reconocer fallas, pero también aciertos; hay que señalar
desvíos en el rumbo, pero también trazar el correcto. Hay, en otras palabras,
que apostar por el mejor desempeño del gobierno, que redundará en el mejor
camino para México, no apostar a la caída del presidente y sus colaboradores
por simples y mezquinos intereses personales.
Vista la cantidad de análisis que se han hecho de los últimos dos
años de gobierno, conviene ahora preguntarnos: ¿Qué sigue? ¿Qué nos espera?
¿Cuál es el rumbo correcto? ¿Cuáles son las soluciones?
Es cierto que el país atraviesa por graves problemas de inseguridad,
crimen organizado y falta de empleos derivada de la necesidad de mayor
crecimiento económico que ha repercutido, por lo mismo, en menor bienestar
social. Veamos entonces de cara al futuro con propuestas que nos permitan salir
adelante.
Por lo que a la crisis financiera en México se refiere, hay que
coincidir con el análisis de David Ibarra: “La banca comercial mexicana no se
verá afectada de manera grave por la crisis financiera internacional debido sobre
todo” a estas razones:
1.- “Poco presta a la producción y mucho al consumo”, y en el caso
del último “se llevan la tajada del león”.
2.- “Poco a los corporativos grandes y casi nada a la agricultura”.
3.- “La cartera de créditos a los sectores productivos” es muy baja.
4.- “Ha disminuido su endeudamiento externo”.
5.- “Ha aumentado sus índices de capitalización”.
Estos puntos, que le han permitido sobrevivir, deberán sin embargo
enmendarse (los tres primeros), por el bien de todos los usuarios. La propuesta
es reglamentar la operación de la banca para
que obtenga menos beneficios que permitan a la población mejores condiciones en
el manejo de sus finanzas.
*
Por lo que a la corrupción en el
gobierno se refiere, la “Operación
Limpieza” empieza a dar resultados. Esa deberá, en consecuencia, ser la
línea a seguir en el Poder Ejecutivo. Pero debe instalarse también en los otros
dos poderes, el Legislativo y el
Judicial. La tarea no le corresponde al primero, porque no puede, ni debe,
invadir tales esferas. Es de esperarse, entonces, tal acción como prioritaria
entre las que deben desarrollar los dos últimos poderes mencionados.
* ¿Y el empleo? Claro que
no podemos descubrirle el hilo negro a los expertos en Finanzas a cargo de las
mismas, comenzando por el Presidente y los secretarios correspondientes del
ramo, pero sería deseable un mayor gasto público en vista de las cuantiosas
reservas que ahora se tienen (las mayores en la historia), para propiciar la
creación de más plazas de trabajo.
* La esperanza de mejores policías, mejores escuelas y mejores
maestros se topa siempre con las manifestaciones multitudinarias en contra, por
el simple afán de cubrirse las espaldas y/o lograr canonjías. Una y otra vez
los buenos deseos en esos temas y en muchos otros se topan con la pared de la
corrupción sindicalizada. Éste es otro punto que debe solucionarse: Hay que reglamentar a los sindicatos para
evitar que los líderes se eternicen en el cargo, impedir la venta de plazas e
impedir la manipulación de los integrantes con el único objetivo de satisfacer
los intereses personales.
* La receta para tener éxito en la economía familiar es conocida,
pero no está de más repetirla: utilizar poco las tarjetas de crédito procurando
“limpiarlas” cada mes y gastar sólo lo necesario, eliminando las compras
superfluas en previsión de estar preparados para lo que pueda venir. En
síntesis, amarrarse el cinturón y no pedir préstamos. Se nos olvida que
utilizar la tarjeta de crédito es como solicitarle un préstamo al banco: “la
tarjeta es mía y yo la puedo utilizar como quiera”; pues sí, pero cada vez que
se le utiliza se genera un interés
para el banco que habrá que pagar acumulado a fin de mes, salvo que se liquide
el total del consumo.
¿Debemos entonces temer por lo que pueda suceder con la economía
mexicana y su repercusión en nuestra vida diaria? Si seguimos la simple receta
del párrafo anterior, no hay nada qué temer. El gobierno hace su trabajo.
Tenemos, repetimos, las mayores reservas monetarias en la historia y la menor
Deuda Externa. Los papeles se han invertido: Las reservas suman el doble de la Deuda, y eso, por lo menos, debe
tranquilizarnos.
Claro que hay muchas cosas por resolver: Se acaba el agua y las
fuentes que nos la proporcionan; cada vez hay menos reservas de petróleo, en
consecuencia llegará un momento en que deje de fluir; la gasolina, por lo
mismo, cada vez nos cuesta más; la población aumenta exponencialmente y hay que
buscar nuevas fuentes de provisión de alimentos. Podríamos seguir con un
rosario de asuntos pendientes, pero cada quien debe asumir los que le
corresponden, de otra manera vamos a vivir angustiados innecesariamente.
Insistimos, vamos bien provistos para el camino que hay que recorrer.
Todos los gobiernos tienen aciertos y cometen errores. La honestidad,
la coherencia, la pluralidad y la tranquilidad nos permiten juzgarlos
equilibradamente, poniendo los ingredientes correspondientes en los dos
platillos de la balanza, sin escatimar.
Por lo que a las publicaciones alarmistas se refiere, hay que distinguir a las que por amarillismo, con la intención de vender más ejemplares, o por rencores personales, o intereses políticos nos hablan de “los lobos” que están en el gobierno y que se quieren comer a “Caperucita” (nosotros). Es fácil castigarlas, basta con no comprarlas. |